Hace una semana, nació un niño en el campo de refugiados de Sinatex.
«Naciste en un campo de refugiados…» será una de las cosas que su madre le contará cuando crezca.
También le contará que nacer lejos de su hogar, lejos de su familia, de su cultura y de su país, era el precio que debían pagar para que no naciera en medio de una guerra.
Le contará que sus padres decidieron emprender un largo y peligroso viaje, a pesar del embarazo, para buscar un nuevo hogar para su hijo. Un hogar que no estuviera destruido por las bombas, un hogar sin el horror de una guerra.
Le contará que salieron a buscar el futuro que él se merecía, que querían que tuviera las oportunidades que ya no iba a encontrar en su país.
Le contará las dificultades que encontraron en el camino, los miedos, la incertidumbre de llevar un embarazo en un entorno tan hostil.
Le contará que no esperaba que el viaje fuera tan largo, que fuera tan difícil encontrar un país que les diera asilo como refugiados, le contará que no quería que naciera a mitad de camino todavía sin tener un hogar que ofrecerle.
Pero seguro que también le contará lo feliz que se sintió cuando lo tuvo en sus brazos, cuando vio que tanto él como ella habían superado un embarazo y un parto en las peores condiciones que hubiera imaginado sin presentar complicaciones.
Le contará que, como cualquier madre que coge por primera vez a su hijo, sintió ese miedo y esa inseguridad de no saber qué sería de su vida, de si sabría cuidarlo como se merece… Pero le contará que lo que de verdad le aterraba, era pensar cómo iba a pasar el frío invierno en ese campo de refugiados dentro de una vieja fábrica, qué haría si enfermaba en ese entorno tan inapropiado para criar a un bebé, pensar cuanto tiempo tardaría en encontrarle un hogar, pensar si llegarían a tener ese futuro que salieron a buscar…
Pero estoy segura de que en esos momentos con su hijo en brazos, esta madre, que ya ha demostrado de sobra su valentía, se ha hecho mucho más fuerte. Sé que ahora que tiene a su hijo va a seguir luchando y que no se va a rendir hasta encontrar su lugar.
Siempre es una buena noticia que nazca un niño. Cuando me enteré la semana pasada de que había nacido un bebé en Sinatex, me alegré muchísimo por esta madre de la que me despedí cuando estaba ya en su octavo mes de embarazo. Pero tengo que reconocer que esta vez, no sólo sentí alegría, también sentí rabia, indignación e impotencia:
¡No hay derecho! Como madre, como médico y como persona humana, me parece inaceptable que una mujer tenga que dar a luz a su hijo en un campo de refugiados.
Los voluntarios de Team Kitrinos, al llegar al campo y enterarse de la noticia, en seguida organizaron lo necesario para vacunar al bebé y ofrecerle los primeros cuidados a la madre y al niño. Sé que van a estar muy pendientes de ellos y que intentarán atender las necesidades que vayan surgiendo. Sigue siendo terrible la situación de esta madre, pero al menos, la presencia de Kitrinos en el campo, es un gran apoyo para todos los refugiados.
¿Te imaginas pasar por algo parecido? ¿Te gustaría ayudar a esta madre y a su hijo? Entra en el apartado cómo ayudar y encontrarás distintas maneras para hacerlo.
Una respuesta a ““Naciste en un campo de refugiados….””