Os presento el testimonio de Eli, enfermera sensible y comprometida con la que tengo el placer de trabajar en el mismo servicio de urgencias. En 2016 estuvo como voluntaria prestando atención sanitaria en el campo de Idomeni y hoy comparte sus reflexiones:
Cuando estuve en Idoneni, poco antes de su desmantelamiento, recuerdo la primera noche, me costó dormir, a mi, en un hostal, cenada, fichada y segura. ¿ Cuánto llevarán sin dormir ellos?
No entendía y sigo sin entender, cómo en la época que estamos, tenemos políticos tan hipócritas, que permiten la venta de todo tipo de material bélico a países, y no se hacen luego responsables de LAS PERSONAS que huyen intentando salvar sus vidas.
En el hospital de campaña de los Bomberos y de Ayre, vimos mucha gente, la mayoría con patologías derivadas de la climatología, el cansancio, los horrores vividos, recuerdo las cicatrices de metralla, en general gente fuerte, selección natural, muchos de los más débiles se quedaron en el camino, otros pocos, se consiguió con mucho trabajo que llegaran a un país de destino donde tener una vida digna y un tratamiento.
Mil imágenes se me vienen a la cabeza, las alambrada con cuchillas «made in Spain», refugiados de todo tipo de clases sociales, las bombas caen para todos, pero solo algunos se pueden permitir intentar huir con las mafias. Niños sin zapatos, tiendas con cartones encharcadas por la lluvia, gente durmiendo en las vías del tren, un autobús con el rótulo «crazy hollydays» para llevar a la gente de Idoneni a otros campos, muchos tenían miedo de subir a ellos…en definitiva, GENTE SECUESTRADA por nuestros gobiernos, gente sin libertad. ¡Sin libertad! Sin justicia.
Y se esconde este gran problema como el que esconde la tierra debajo de la alfombra. Mientras, seguimos con nuestras vidas, comeremos genial estás Navidades, saldremos de fiesta, se organizarán eventos, nos desearemos lo mejor, nos haremos regalos….un mundo de locos. Sin justicia, me hace pensar que hay que tener suerte hasta para nacer, ¿por qué ellos y no nosotros?
¿Seremos nosotros el día de mañana los que nos veamos así? Sensación de impotencia, eso es lo que tengo. Aunque les aliviáramos un poco el sufrimiento esos días, el problema sigue estando, a pesar del tiempo.
¿En qué mundo vivimos? Que lo paren que me bajo
Una respuesta a “Reflexiones desde Idomeni”