En Hope Café se respira solidaridad.
Es un lugar de acogida y encuentro para los refugiados en Atenas, en el que además de café, se sirven comidas, se proporciona ropa, alimentos para bebés… y sobre todo, un lugar en el que reunirse, compartir y ayudarse unos a otros.
Kerrie Moor, de origen inglés, está a cargo del Café con dedicación completa y de forma voluntaria desde hace mucho tiempo. Es una mujer muy sensible y con una entrega extraordinaria a la causa de los refugiados. Organiza a los voluntarios y a los propios refugiados por turnos y tareas cada semana para que todo funcione: cocinar, limpiar, servir comidas, cafetería, fregar, ordenar y repartir ropa… Y todo lo hace motivando y apoyando al personal y a los refugiados, haciendo de Hope Café un lugar en el que todo el que entra se pueda sentir como en casa.
Además, les proporciona asesoramiento en todo lo que puede y les facilita contactos para resolver las complicaciones que se les presentan cada día. Hope Café suponen un gran apoyo para los refugiados que acuden allí. Se mantiene gracias a donaciones y al incansable trabajo de Kerrie y de los voluntarios que acuden de distintas partes del mundo para colaborar con su precioso proyecto.
Yo tuve la oportunidad de conocer a Kerrie y visitar Hope Café cuando estuve en Grecia la última vez. Team Kitrinos está siempre abierto a nuevos retos si el objetivo es ayudar y atender a los refugiados, y Kerrie había solicitado nuestros servicios porque le preocupaban los problemas médicos de muchos de los refugiados que acudían al Café.
Atenas está a 5 horas en coche de Tesalónica y de la casa de los voluntarios. No sabíamos mucho de ese Café, pero Siyana no dudó en mandar a un equipo para tantear las necesidades que había y valorar las posibilidades que tendríamos de atenderlas… Cogimos los equipos y bolsas que teníamos preparados para la unidad móvil y nos pusimos en camino a Atenas el coordinador, el traductor, una enfermera y yo como médico.
Kerrie nos recibió y nos contó cómo funcionaba el Café, nos habló de los problemas de salud que había detectado y de lo importante que sería que pudiéramos darles atención sanitaria los fines de semana. Ella citó ese domingo a varias familias en el Café, aprovechando que era el día de cierre, así que movimos unas cuantas mesas y en un momento improvisamos una consulta.
Fue una experiencia muy intensa, no pudimos ver a todos los pacientes que acudieron porque algunas de las familias tenían muchos problemas de salud desatendidos durante mucho tiempo. Además, las entrevistas fueron muy largas, se podía ver en sus ojos la sensación de alivio que sentían al tener a un equipo médico a su disposición, escuchándoles y preocupados por intentar ayudarles. Yo no era capaz de reconducir la entrevista al motivo de consulta principal, les dejé que hablaran porque era evidente que lo necesitaban, y eso ya les estaba sirviendo de terapia. Al terminar, nos agradecieron de corazón la atención que les prestamos. Resolvimos con la medicación que llevábamos lo que pudimos y tomamos nota de todo lo que faltaba para llevarlo el siguiente día de consulta, también tomamos nota de las derivaciones al sistema sanitario griego que vimos necesarias… Aunque, en realidad, no sabíamos cuándo volveríamos, aquella era una visita de tanteo, todavía no habíamos asumido la atención a ese centro ni sabíamos si sería viable organizarnos para acudir a Atenas todos los fines de semana.
Cuando el coordinador me preguntó mi opinión, no dudé en insistir en la necesidad que veía en ayudar y atender a esa gente. ¡Teníamos que intentarlo!
Estuvimos hablando con Kerrie, ella nos ofrecía el Café todos los domingos para atender a los pacientes y a voluntarios de confianza para ayudarnos con las gestiones con el sistema sanitario griego ( pruebas o consultas que precisemos). Finalmente, después de hablarlo con Siyana, Team Kitrinos decidió asumir la atención sanitaria en Hope Café y desde entonces, un equipo de voluntarios viaja todos los fines de semana para estar allí los domingos y atender a los pacientes que acuden.
Para mí fue un privilegio conocer a personas como Kerrie y otros voluntarios y refugiados que colaboran en Hope Café. Tuve la oportunidad de compartir con ellos conversaciones muy interesantes e ilusionantes… Había gente de todas las edades, de distintos lugares, pero todos dispuestos a implicarse en primera persona con esta terrible crisis humanitaria que está afectando a tantos refugiados.
Hope café es un lugar muy recomendable para realizar un voluntariado, y no precisa una formación específica, tan solo ganas de ayudar y aliviar el sufrimiento de tantos refugiados que han quedado atrapados en Grecia. ¿Te animas?