Me llamo Amelia, estoy casada y soy madre de dos maravillosas hijas. Soy médico de familia y he tenido la suerte de poder conciliar una profesión que me encanta con mi vida familiar. He trabajado a media jornada como médico de urgencias durante muchos años y posteriormente a jornada completa, en mi actual trabajo, en un hospital de cuidados medios. Me siento muy afortunada de poder realizar un trabajo que me llena y con el que puedo ayudar cada día.
Cuando era estudiante, realicé diferentes voluntariados y me impliqué mucho con grupos de pastoral. Pero desde que me convertí en madre, me he dedicado por completo a mi familia y a mi trabajo y he seguido colaborando económicamente con distintas entidades solidarias. Estoy orgullosa de ello porque formar una familia siempre ha sido mi mayor vocación, pero reconozco que me quedaba la inquietud de que podría hacer algo más.
Hace unos años, una amiga y compañera de trabajo me contó que se iba a Grecia con otros médicos para ayudar en el gran campo de refugiados que se había formado en Idomeni. Cuando me lo dijo, la animé mucho y la felicité por su decisión, y recuerdo que le dije que a mí me encantaría ir, pero que no podía por mis hijas (entonces eran más pequeñas).
Aquellas palabras se volvieron como un eco en mi cabeza, hasta que de pronto pensé: ¿Y por qué no? Tengo un marido estupendo que siempre me apoya y, como familia cristiana, educamos a nuestras hijas en los valores del Evangelio. Precisamente por ellas debería dar el paso, para que sepan que más allá de la burbuja privilegiada en la que han tenido la suerte de nacer, hay otras realidades. Y así fue como, del ejemplo de mi amiga, surgió un pequeño proyecto familiar de ayuda a los refugiados. Ya he estado en los campos de refugiados en tres ocasiones trabajando cómo médico, y la última vez, vino también mi marido que es oftalmólogo.
Tras volver de mi segundo voluntariado en Grecia, decidí comprometerme más con la ayuda a los refugiados. Creo que es mi obligación denunciar lo que ocurre y animar a la gente a implicarse. Así que comencé a contar mi experiencia en este blog, siguiendo el lema que le da nombre: comparte y multiplica.